Leo se fue de viaje con sus papás a la ciudad de Oaxaca. Probaron comida que no conocían y quedaron encantados con el paisaje y los edificios antiguos que vieron. Un día visitaron un pueblito llamado San Bartolo Coyotepec, donde conocieron a una familia de artesanos que hacen ollas y jarrones de barro negro. Ellos le explicaron a Leo que ese barro sólo se encuentra en esa parte del país y ya se utilizaba desde hace cientos de años. Un señor llamado Fernando les platicó que su abuela, doña Rosa Real, fue la que descubrió cómo hacer que el barro negro tenga ese brillo tan especial, y es así que desde hace setenta años San Bartolo es reconocido a nivel mundial. |